Ocupar tu sitio o perder ventas sin tregua

Ocupar tu sitio, o perder ventas sin tregua

Hay algo con la actitud que hace que te tomen en serio, da igual si estás en un teatro con 500 personas mirándote, en una clase de danza, o cuando alguien llega a tu web a ver quién eres tú y qué es lo que haces.

También funciona en el terrorífico caso que tengas que entretener un grupo de niños.

Ya sabes, ellos, antes que nadie pueden oler tu pánico y hacer contigo un despojo humano, si los dejas.

Un día una amiga me pidió que cuide de sus hijos y dos amiguitos más, niños de entre cinco y ocho años.

Niños demasiado acostumbrados a que sus padres estén fuera trabajando y en casa aparezca alguna canguro mal pagada y aburrida de la vida.

Unos expertos en miedo adulto.

Ahí llegué yo, con mis 17 añitos y mi fantástica idea de mi misma. De ser simpática y enrollada, de caer bien y pasar una tarde de ensueño, dibujando casitas con soles y cantando canciones infantiles.

No sé explicar bien bien qué pasó.

Cómo fue que degeneró la tarde, pero en un momento los niños se habían metido debajo de la mesa y la habían levantado por encima de sus cabezas, empotrandola contra la pared una y otra vez, como si fueran un malón de orcos intentando derribar la muralla de una ciudad sitiada.

La pintura desecha, los cuadros temblando en sus clavos al punto del derrumbe.

Gritaban como piratas al abordaje, o como Genghis Khan entrando a saquear ciudades, violando y descuartizando todo a su paso.

Claro, no escuchaban mi temblorosa voz que decía:

– Chicos, tienen que portarse bien…por favor…

Recuerdo que yo en un rincón lloraba y llamaba desde el fijo a mi amiga, la que me había dicho:

– Son un poco ruidosos, pero los dejás jugar en el jardín y después están tranquilos.

Pensaba que los niños eran unos salvajes malignos que querían arruinarme la vida y destrozar su propia casa.

Pero el problema lo tenía yo misma.

Eso lo aprendí años más tarde.

Un problema de actitud.

No puedes ir por la vida pidiendo permiso, intentando caer bien.

Justificando lo que haces.

Eso es no estar en tu sitio.

Por algún extraño motivo, hay profesionales que en vez de centrar su copy en aquello que hacen, sus textos dejan ver que están pidiendo permiso, disculpándose por ocupar su lugar.

Como si no lo merecieran.

Y claro, no venden muy bien que digamos.

Y cuando venden, son víctimas de sus propios clientes. 

 

 

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