Una idea de cómo veo este asunto del diseño vs. el copywriting.

Abro tema con un símil.

Voy a hablar de los problemas de una amiga con la alimentación de su hija de cinco años (le voy a dar un toque de realismo mágico).

Ella ponía a su hija delante de un plato de verduras y le decía:

-Vamos, comé esto Juanita  que si no lo comés vas a acabar fea y débil, tan débil que no te vas a poder poner el traje de princesa que te trajeron los reyes. Las nenas que no comen verdura se les seca el intestino y se inflan como un globo. Mirá qué bien se porta ese nene que come toda la verdura y su mamá se pone contenta. 

O lo que es peor:

– Si te comés todo te compro una muñeca. 

¿Tú te crees que esa nena alguna vez acabó las verduras? Apenas si las probaba.

Mi amiga decía:

-Le compré a Juanita un plato, un vaso y una cuchara de princesas, a ver si hoy come mejor.

O decía: 

-Le preparé las verduras con mucho parmesano, para que estén más ricas.

Pero hiciera lo que hiciera, seguía con su retahíla. Cada comida, la misma escena.

Veamos el símil con el diseño y el copy.

Sin comida (el diseño) no hay historia, ni niña, ni nada. La comida es indispensable.

Pero si quieres cambiar los resultados que estás obteniendo, mira primero tu discurso. Hay mensajes que incitan a no comer (mal copy).

Entonces, en vez de cambiar el color del plato (esto sería cambiar el Thema en tu WordPress, o los colores corporativos, o las fotos) mira qué está haciendo tu mensaje para que el lector no quiera comer verdura.

A partir del mensaje de ventas, piensas el diseño.

P.D: Esa nena tenía a su madre al máximo de sus capacidades imaginativas solo si no se comía el plato. Lo mejor de su mamá lo conseguía en ese ratito de atención feroz. Obvio que no iba a comer todas las verduras.